Proyecto ficticio de escenografía de la obra Macbeth en el Teatro María Guerrero de Madrid.

La puesta en escena de nuestra interpretación de Macbeth parte del concepto de que sea diseñada de forma general, pudiéndose adaptar a todas las escenas y actos de la propia obra. 

Por ello, se diseñó un elemento constructivo que evoluciona y que puede ser utilizado en muchos ámbitos por los actores de la obra. Además, la iluminación cobra una gran importancia, consiguiendo un mayor énfasis en lo visual junto al propio telón de fondo, el cual estará retroiluminado.

Se plasmó esta idea de forma sencilla, sin grandes ornamentos y pensando en una interpretación actual de la obra, donde el drama in crescendo del argumento y el camino que recorre nuestro protagonista junto a sus ansias de poder se manifiestan en unas escaleras, consiguiendo así un recorrido más dinámico en cuyo punto final se encuentra el trono, es decir, la representación del poder.

Este diseño hace también referencia a la idea del castillo, el cual se ve representado sobre todo por las escaleras y la altura de la propia estructura. Sin embargo, se ha evitado crear un producto visual cerrado, para así poder reflejar la multitud de situaciones y significados que se le tienen que asociar a dicha estructura conforme avanza la obra y sus actos.

Como se ha mencionado anteriormente, la propia luz tendrá un papel fundamental en la representación, ya que aportará dinamismo, dramatismo y contrastes visuales que serán de gran utilidad. Dicha iluminación no solo vendrá de las estructuras de la parte superior del escenario, si no que también se adaptó para que el propio telón de fondo evolucione y cambie de matiz con esta, gracias a una estructura instalada en su parte posterior.

No sólo el telón tendrá ese papel, sino que se consiguió adaptar varios tipos de luminarias tanto en la parte trasera de la estructura como en las últimas bambalinas, e incluso en la parte interior de la propia estructura, con el fin de que existiese una gran cantidad de posibilidades a mano de los directores de arte y de los técnicos correspondientes para que la representación de la obra fuese lo más fiel posible.

El principal objetivo de esta escenografía es que fuese dinámica, adaptable y proporcionada, tanto para el transcurso de la obra y los actores, como para la dirección de arte y su significado implícito, haciendo así partícipe al público en la propia tragedia.

Se trata de una escenografía sencilla, adaptada al diseño principal descrito anteriormente. Consiste en tres módulos o plataformas sujetas a los elementos superiores, accesibles por las galerías para el fácil trasiego de los actores o actrices, con un sistema de poleas y contrapesos acoplado, el cual permita elevar y bajar las mismas. Ha de recalcarse que tendrán un sistema de seguridad basado en un cinturón o arnés, ya que se trata de plataformas flotantes sin ningún otro elemento vertical que las refuercen estas construcciones. 

Además, dichas plataformas disponen de iluminación LED en los cuatro laterales, con lo que se refuerza la idea de que la aparición en escena de estos tres seres sea de gran envergadura y, en cierto modo, “sobrenatural”. 

Otra interpretación de este diseño es que las tres brujas son las que realmente marcan el argumento a través de sus profecías, por lo que se desencadena y va ligada la acción hasta el final. Son de cierto modo quienes controlan la historia, a lo que se debe esta posición de superioridad y elevación.